Este sector corresponde a un espacio Público.
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INFORMATIVO
Idoia Filloy Nieva – Eliseo Gil Zubillaga
Codirectora y Director de las excavaciones arqueológicas de IRUÑA-VELEIA Lurmen S.L.
mayo de 2007.
En el 1999 durante los trabajos de excavación de uno de los recintos del denominado sector 2, localizamos un interesantísimo nivel de pinturas murales, en parte aún in situ en la pared y en parte caído sobre el suelo de la habitación. Los restos permitían reconstruir el programa decorativo de sus paredes hasta 1´50 m. de altura.
Pues bien, durante el proceso de levantamiento de los fragmentos pictóricos, llevado a cabo por el Servicio de Restauraciones de la Diputación Foral de Álava, se puso al descubierto un grafito epigráfico, que había sido ejecutado a fines del siglo I d.C., configurando un texto largo. Señalar que es, desde luego, el único caso que conozcamos en nuestro territorio y su entorno circundante.
En este punto, y volviendo a los grafitos sobre instrumenta domestica no podemos dejar de constatar la aparición de algunos grafitos en Veleia, cuya interpretación ya no encajaba con la anteriormente descrita. Es decir, no parecían poder atribuirse a marcadores de propiedad o uso, sobre todo en unas coordenadas cronológicas en las que la plasmación de determinados símbolos era clara representación intencionada de un fenómeno religioso emergente. Se trataba concretamente de dos grafitos efectuados sobre fragmentos de sigillata tardía del siglo V d.C. (una hispánica y otra importada del norte de África), en los que se habían grabado sendos crismones. La evidente iconografía cristiana plasmada en estos sencillos restos cerámicos, a la que se unía el hallazgo en el mismo contexto de una lucerna paleocristiana importada de Túnez en la misma cronología, con otro crismón impreso a molde en el propio taller, eran claras evidencias de la exhibición de símbolos de culto cristiano en Veleia. Estos hallazgos fueron publicados en su día.
La cronología en la que se plasmaron estas representaciones, encajaba a la perfección en una época en la que el culto cristiano constituía la religión oficial del Imperio, ya desde fines del siglo IV d.C., tras el Edicto de Tesalónica de Teodosio en el año 380.
Sin embargo estos hallazgos venían a rebatir o al menos relativizar lo que parte de la bibliografía sobre el País Vasco en época tardoantigua había propuesto, en la que se teorizaba sobre la implantación del cristianismo en esa época, considerándola así, posterior al mundo romano. Los hallazgos de Iruña, constituían ya una primera prueba que venía al menos a matizar la rotundidad a aquellas opiniones.