Son las producciones realizadas en Hispania bajo la influencia de las sigillatas itálicas y gálicas. Los talleres del Ebro y en concreto del valle del Najerilla en La Rioja, adquieren una gran importancia, por la cantidad y calidad de sus productos, si bien existieron talleres en otros puntos de la Península, algunos tan importantes como los del centro de producción de Andújar, cuyas cerámicas compitieron con las riojanas en toda la Bética y aun más allá. Su época de aparición se sitúa en el segundo cuarto del siglo I d. C.